sábado, 29 de diciembre de 2007

Metáfora del círculo

Se traza en distintos soportes, pero el trazo siempre es propio, siempre es de cada uno, no cambia, el trazo es imperecedero, las canciones que no te abandonan, los textos que siempre lees, el mismo aire al que regresas de cuando en cuando.


Lo efímero son las piedras del camino, el "hielo" (si, ese que entra en el corazón y lo desquebraja), la calidad de la superficie que te ayuda, mas o menos, a dibujar la circunferencia.

¿Y no hay una misma piedra en distintas circunferencias?
Si, y un mismo "hielo", digamos que son como incrustaciones en la tiza con la que dibujamos
¿Y la tiza?
Memoria, creadora de recuerdos, la fuerza de su trazo es comparable a la pasión, a más fuerza, más perdurará el recuerdo.

Pero al final, siempre acabas en la misma cama, en la misma situación, solo, pensando, escribiendo, dibujando, llegas al comienzo de todo, se cierra el círculo, y... aunque jamás se puedan dibujar un circulo igual a otro, tienden a ser perfectos, siempre imitan lo mismo, la misma linea cerrada con el mismo principio, el mismo final...

Círculo, piedra en la que tropezamos una y otra, y otra vez.

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